Años atras, cuando era presa de mi inocencia tenia la firme creencia que con dulces se solucionaban los problemas. Para cada experiencia amarga, un dulce bocado hacia mas llevadera la situación.
Recuerdo que un helado como recompensa era algo genial, que un caramelo blanco regalado por mi madre es parte memorable de mi niñez, que el sabor a chocolate sabe entre alegría y nostalgia.
Gracias a mi resistente organismo que no me he vuelto diabética, porque me encanta saborear las sutiles, coloridas, esponjosas o chiclosas cosas dulces que nos da el ingenio.
martes, 15 de julio de 2008
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